Un trágico accidente aéreo sacudió la capital estadounidense el pasado 29 de enero, cuando un avión de American Airlines chocó con un helicóptero del Ejército de Estados Unidos en cercanías del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan. La colisión provocó la caída de ambas aeronaves en el río Potomac y dejó un saldo de 67 víctimas fatales, sin reportes de sobrevivientes.

Las autoridades han recuperado 40 cuerpos, incluidos todos los ocupantes del helicóptero militar. Los equipos de rescate continúan trabajando en la zona para encontrar el resto de las víctimas, mientras identifican a los pasajeros fallecidos, entre los que se encuentran al menos dos ciudadanos latinoamericanos.
Los investigadores de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) obtuvieron las cajas negras del avión y las trasladaron a los laboratorios especializados para su análisis. Estas grabaciones incluyen registros de la cabina y datos de vuelo que ayudarán a determinar las causas del siniestro. Sin embargo, los equipos de búsqueda aún no encuentran la caja negra del helicóptero y continúan con las tareas en el río.
Las autoridades aeronáuticas iniciaron una investigación exhaustiva para esclarecer el origen de la colisión y prevenir futuros incidentes. En paralelo, la Casa Blanca expresó su pesar por el accidente y aseguró que brindará toda la asistencia necesaria a los familiares de las víctimas. Mientras tanto, la comunidad aeronáutica espera los resultados preliminares de la NTSB, que arrojarán luz sobre este trágico episodio ocurrido en uno de los aeropuertos más transitados de la región.