
A tan sólo tres semanas de las elecciones legislativas en Alemania, más de 250 mil personas se volcaron a las calles de Berlín y otras ciudades del país en una de las mayores movilizaciones que se recuerdan en los últimos años. Bajo el lema «Nosotros somos el cortafuegos», los manifestantes expresaron su rechazo al acercamiento entre los partidos conservadores y la extrema derecha, que se ha intensificado en las últimas semanas en el contexto de la campaña electoral.
Rechazo a la alianza CDU-AfD
La protesta, que reunió a ciudadanos de diversas ideologías políticas, se centró en la condena al pacto entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU), de la canciller Angela Merkel, y el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD). Los manifestantes denunciaron que esta alianza peligrosa representa un riesgo para los valores democráticos que caracterizan a Alemania desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Las pancartas, portaban mensajes contundentes como «No al fascismo» y «La democracia está en peligro».
«Nos encontramos en una encrucijada histórica. Si no actuamos ahora, lo lamentaremos después», expresó uno de los organizadores de la manifestación en Berlín. Además de las consignas en contra de la extrema derecha, los manifestantes también exigieron que los líderes políticos de todos los partidos se comprometan de manera firme a proteger la democracia y frenar el avance de las posiciones radicales en el Parlamento.
Las protestas de este domingo reflejan el creciente temor de gran parte de la sociedad alemana ante el fortalecimiento de fuerzas políticas que, según muchos, podrían llevar al país por un camino autoritario. La creciente polarización política, la crisis migratoria y el auge de los movimientos populistas en Europa han contribuido a que las tensiones aumenten en la antesala de las elecciones.
En medio de este escenario, los partidos progresistas han llamado a una reflexión profunda sobre la necesidad de mantener la unidad nacional y rechazar cualquier tipo de colaboración con sectores que amenazan con desestabilizar el sistema democrático. Las próximas semanas serán clave para definir el futuro político de Alemania y la estabilidad de la región europea.